El día de hoy se conmemora el Día Mundial de la Hipertensión Arterial como un recordatorio de que debemos combatirla, pero antes y para poder entenderla, hay que saber que la presión arterial es la fuerza del flujo de sangre dentro de los vasos arteriales, por lo tanto, la hipertensión es la elevación sostenida de esta presión por encima de los niveles normales. Se mide con un esfigmomanómetro y la unidad de estudio es milímetros de mercurio (mmHg).
Para saber si nuestra presión está bien, los médicos se basan en los siguientes referentes: una presión arterial normal debe ser entre 120 y 80 mmHg, mientras que, si rebasa de los 120 a 129, se cuenta como prehipertensión o elevación de la presión arterial. Medidas más elevadas, como 130 a 139, es hipertensión en etapa 1, y de 140 a 160 es hipertensión en etapa 2.
Precedentes de la hipertensión
Sin importar la edad de las personas, tenemos que preocuparnos por combatirla, pues es una enfermedad que se puede presentar en gente joven o mayores. Conforme aumenta la edad, la presión aumenta, pero ésta no debe rebasar nunca los 140/90 mmHg.
Si tú vas a realizarte un examen para detectar hipertensión y sale por encima de los niveles normales, ¡no te preocupes! Para ser diagnosticado como hipertenso esos niveles deben mantenerse por 3 o 5 ocasiones, pues se entendería que es así día con día. En cambio, hay días o situaciones que propician una tensión arterial más alta de lo normal, sin que esto represente un riesgo latente.
A pesar de esto, la hipertensión es muy común a nivel nacional y mundial. En México, 3 de cada 10 personas mayores de 20 años la padecen. Los hombres presentan una mayor tendencia a ser diagnosticados, pero la cantidad se nivela con las mujeres después de la menopausia, siendo que en personas de la tercera edad, las mujeres hipertensas son mayoría frente a los hombres.
Pon especial atención a estos síntomas
Los síntomas de este asesino silencioso no siempre son visibles, por eso es que hay que examinarse periódicamente para evitarlo. Los principales son dolor de cabeza, vértigo, taquicardia, zumbido de oídos, náuseas, enrojecimiento facial, somnolencia y sensación de visión de manchas luminosas.
Hay cierto componente hereditario en la hipertensión, por lo que es importante que si hay familiares con esta enfermedad, quienes aún no la presentan se hagan estudios regularmente para evitarla. Se hereda la predisposición y, sumando factores externos, puede detonar más fácilmente.
Evita consumir sal en exceso, haz ejercicio para evitar el sobrepeso y la obesidad. De igual manera, elimina el consumo de tabaco, no abuses del alcohol y trata de reducir el estrés, pues el impacto de la hipertensión arterial se ve reflejado en la calidad de vida y sobrevida del paciente.
Mejor, beneficia a tu cuerpo y cuídalo: evitando la hipertensión, retrasas la aparición y progresión de complicaciones cardiovasculares y renales.
¿Qué hacer si te diagnostican hipertensión?
Los tratamientos para la hipertensión dependerán de los niveles de cada paciente y otros factores. Hay fármacos muy eficaces, que deben ser indicados en el tratamiento médico; sin embargo, éstos no curarán la hipertensión, solo la controlarán, pues la enfermedad no se cura. En cambio, el tratamiento será de por vida.